LOS HOMBRES Y LAS MUJERES NO SOMOS LO QUE SOMOS
NI POR LA RAZA, NI POR LA SANGRE. SOMOS LO QUE SOMOS
POR LA CULTURA
He vuelto a releer el articulo de Uslar
Pietri
en la revista Atlántida
. Habla de la historia de la conquista americana y de la parcialidad en el conocimiento de la misma.
El por qué de volver a retomar esa lectura después de tantos años, quizás se deba a la fascinación que sentí al visitar aquellas tierras. Lejanas en el espacio e increíblemente cerca de nuestra historia y cultura.
Pasados los primeros momentos de choque, (forma de conducir que lo hacen de forma trepidante y peligrosa en Lima) vas descubriendo su encanto, su simpatía, el colorido de los trajes y la diversidad de sus gentes, las voces de los taxistas anunciando las paradas y los destinos. Meterse en ese mundo del transporte ya es una tarea que te implica totalmente. Pero yo no quería hablar de mi viaje a las tierras del Perú, que aún siendo maravilloso para mi, quizás no tenga demasiado interés para otros. En cualquier caso y antes de seguir con el discurso de Uslar Pietri debo decir que Perú conquista a sus visitantes y que si además una es española.... allí se siente como en su casa. Como en su casa olvidada hace muchos años, y que despacio, va recorriendo los patios, las habitaciones y los pasillos de esa casa ya olvidada y descubre que todo le va resultando familiar. La catedral de Lima, por ejemplo, del más puro estilo barroco español. Los artistas que decoraron sus paredes y pintaron sus cuadros bebieron de las fuentes de nuestra tierra. Sus fuentes decoradas con los azulejos traídos, como no.. desde Sevilla. Y todo muy bien cuidado, los palacios todavía en pie e intactos dan solera a las grandes avenidas. Hoy los limeños los han convertidos en museos, universidades o centros médicos
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| Pisac en el Valle Sagrado |
Al ver todo aquello, inmediatamente pensé que al Nuevo Mundo no solo habían llegado aventureros y conquistadores; los acompañaron una pléyade de artistas y artesanos que encontraron allí gentes con una sensibilidad igual o parecida y capaces de aprender rápidamente el arte de los recién llegados.
Siempre he sido consciente de mi deuda con las generaciones que me han precedido, cada objeto que utilizo ha sido fabricado e inventado por alguien que nació antes que yo, lo que pienso y lo que quiero también fue querido y pensado por otros antes de que yo llegara; y fue así que visitando todas aquellas maravillas que me resultaban tan conocidas y familiares y al mismo tiempo en un contexto tan distinto, pensé: ¿de que manera podría yo contribuir a todo lo recibido? Las ideas y los planos habían llegado de España y se construyeron según su patrón en Lima, Cuzco... Trujillo y siguen ahí primorosamente conservadas y valoradas. Pero en este hermoso país de altísimas montañas hay más que recuerdos, hay un pueblo joven, de una vitalidad extraordinaria, donde la diversidad cultural ha florecido de tal forma que eleva su potencial a las alturas de los Andes. Estas y otras ideas me fueron surgiendo durante mi estancia en el maravilloso país de los incas; haciéndome sentir algo muy especial: que yo también formaba parte de aquello. Y un sentimiento de orgullo ante esa pertenencia me inundó de pronto. Si, me emociono el sentimiento de pertenencia a la cultura peruana y a la hispanoamericana y.. como no, el orgullo de ser española.
La historia de América ha sufrido muchas deformaciones, visiones parciales y posturas tomadas de antemano que impiden formarnos una imagen clara de lo que fue y es hoy ese amplio espacio llamado Hispanoamérica.
Parece mentira que hayan transcurrido más de 500 años y no estemos de acuerdo con lo que paso allí.
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| Plaza de Armas de Ollantaytambo |
LOS CONQUISTADORES.
La actitud de los conquistadores españoles en Hispanoamérica no se parece a la de los franceses en África ni a la de los ingleses en el norte de América. La actitud de Cortés en México o la de Pizarro en Perú y las guerras que ensangrentaron América revelan que se estaba produciendo allí un fenómeno muy distinto al de una mera posesión colonial de un nuevo territorio. Se dieron situaciones sobre las que se ha pasado muy a la ligera: la colonización española en América fue una empresa privada, y normalmente esto no se señala. Se dice que la corona castellana colonizó América, y no es verdad. Prácticamente lo único que financió la corona fue la expedición de Colón. Inmediatamente después, el resto de esa inmensa obra que hace que en cincuenta años se recorra, se reconozca y se organice una masa continental de esa magnitud, fue realizada por la empresa privada: por aventureros, por hombres que se reunían para allegar unos cuantos recursos --uno o dos barcos-- y obtenían un permiso de la corona para viajar. Y si encontraban lo que creían que iban a hallar se les nombraba gobernadores; esto ocurrió en el caso de El Dorado, que no hallaron nunca.
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| Cuzco y su catedral |
La empresa de la conquista de México también fue una empresa privada: Cortés arriesgó todo lo que tenía en aquella aventura, que pudo fracasar. La conquista de Perú fue igualmente una iniciativa privada.
Para el profesor Uslar Pietri en estos casos se establece la primera querella, entre el conquistador y la corona. Los hombres que habían encontrado aquellas tierras se habían jugado literalmente la vida; su sangre y su esfuerzo, sus recursos materiales. Después de haber descubierto un nuevo territorio y de establecerse, la llegada de un funcionario de la corona les advertía de que en adelante aquellas tierras ocupadas con tanto esfuerzo se regirian por unas normas muy distintas a las que habían practicado sus conquistadores. Así surge el primer gran conflicto, el del conquistador frente a la corona; nace la disputa porque al conquistador le había supuesto mucho esfuerzo someter aquellos territorios y pensaban que aquellos funcionarios no tenían derecho a suplantarles. Se conserva una carta de Lope de Aguirre a Felipe II, que es un buen ejemplo de ello; cuando Lope de Aguirre se alza e inicia aquella cadena de crímenes sobrecogedora, pensaba independizarse, junto con los territorios, de la corona española. Y escribe a Felipe II. Le dice que no tiene derecho a mandar sobre aquellos territorios que los funcionarios reales quieren arrebatarle. Se desarraigó de los reinos de España, reconociendo que él pertenecía a una realidad distinta.
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| Leones marinos en las pequeñas Galápagos |
Al llegar la independencia ocurre algo parecido. Hay toda una investigación que hacer sobre las ideologías independentistas, porque se mezclaron aspectos muy distintos, difíciles de entender y de explicar. Las ideas europeas llegadas al Nuevo Mundo recogían los ideales de la Revolución Francesa y del ejemplo de la independencia de las colonias inglesas de América del Norte, que crearon los Estados Unidos. Pero esas ideas penetraron en un mundo que era constitucional, cultural y estructuralmente ajeno al nacimiento de esa visión del mundo. Se dio, por lo tanto, una incompatibilidad dramática entre la realidad, la situación cultural y la adopción de unos principios que carecían de antecedentes. Se proponía la libertad y la igualdad. Se defendía la existencia de derechos,; y la gran transformación del siglo XVIII con respecto al pensamiento de épocas anteriores es la desaparición del "hombre de deberes", el ser humano era un sujeto de deberes: deberes para con Dios, para con el rey, para con la familia, para con los hijos. Y ese hombre desaparece de pronto, como por una trampa de escenario de un teatro y aparece un hombre nuevo: el hombre de los derechos. Este cambio radical que se podía explicar en Europa, se traslada mecánicamente a América, y produce allí una hecatombe. La hecatombe de la independencia.
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| En Moray con los amigos de Argentina |
teresamonterde.blogspot.com
Continuara....
