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lunes, 22 de junio de 2020

LA RAMA DORADA DE TURNER.


    El título está tomado de una obra del pintor inglés J. M. W. Turner. La obra  representa el santuario del bosque de Nemi, lugar dedicado a Diana de los bosques, diosa de la fertilidad. En la antigüedad se le llamaba al lago: «Espejo de Diana»
    El pintor siguió la leyenda de la rama dorada citada por el poeta latino Virgilio en la Eneida. En este poema, Eneas y la Sibila de Cumas presentan
la rama dorada a Caronte, el barquero del Hades, para conseguir que les deje entrar.




   La rama dorada es también una obra comparativa de MITOLOGÍA Y RELIGIÓN. Escrita por el antropólogo escocés James George Frazer.

    Publicada por primera vez en 1890

OBJETIVO DE LA OBRA:

    La rama dorada intenta poner luz en el devenir de las creencias religiosas, que van desde los antiguos sistemas mitológicos hasta las religiones relativamente modernas como el cristianismo.

   Su tesis de trabajo se basa en que las viejas religiones eran cultos de fertilidad que ocurrían alrededor de rituales y sacrificios periódicos para conseguir la fecundidad, tanto de la tierra, como de la vida en general a través de un rey-sagrado y efímero. Este sacerdote-rey era la reencarnación de un dios que moría y revivía, una deidad solar que llevaba a cabo un matrimonio místico con la diosa de la Tierra (en este caso Diana), el cual moría en la cosecha y se reencarnaba en la primavera siguiente.

    Frazer afirmaba que esta leyenda es predominante en casi todas las mitologías mundiales. El germen de la tesis de Frazer era el rey-sacerdote prerromano en el festival de Nemi, el cual era asesinado ritualmente por su sucesor con la rama dorada del árbol que el mismo custodiaba en el santuario de Nemi.


Claro de Luna. Turner

 "La lluvia seguirá  cayendo sobre la sedienta Tierra; el Sol proseguirá
su diurna carrera y la Luna su jornada nocturna por el cielo; la silenciosa procesión  de las estaciones todavía se movían entre la luz y las sombras.
     Todas las cosas, sucedían como antes y sin embargo, todo parecía distinto a aquel de cuyos ojos habían caído las telarañas".


LA RAMA DORADA. (J. G. FRAZER)