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viernes, 3 de julio de 2020

EL PENSAMIENTO INESTABLE Y FLUIDO COMO UN RÍO


     El pensamiento es inestable e imprevisible, fluido como un río. No sabemos qué lo mueve, qué lo hace funcionar. El pensamiento es lo más inestable a la vez que lo más elevado de nuestra mente. Lo más propiamente humano, lo que nos define como personas, es lo que está  más alejado de nosotros, y lo más desconocido y extraño a nuestro propio conocimiento; es paradójico. No sabemos explicar por qué pensamos realmente lo que pensamos, o sentimos lo que sentimos, más allá de las justificaciones y excusas de cada momento.


    Nuestros pensamientos y estados son tan variables que no existe la posibilidad de la repetición. Siempre hay algo diferente, en el mundo exterior o en nuestros estados internos, que la hacen imposible por mucho que nos empeñemos en intentar recrear una determinada vivencia. La repetición no existe, la experiencia siempre es diferente.


    Kierkegaard ahondó en este tema. El mismo café no sabe igual un día que otro, la misma obra de teatro se aprecia de modo diferente en una sesión que en otra, el mismo cuadro no es el mismo pasado un tiempo, igual sucede  con la misma ciudad, la misma visita, el mismo viaje. En realidad no son "el mismo" o "la misma". Nada es "lo mismo" lo único que se repite es la imposibilitad de la repetición.