NARCISO
En los tiempos antiguos, los pobladores de las tierras bañadas por el mar Egeo, que con el tiempo vino a llamarse Grecia, produjeron una pléyade de mitos y de creencias desbordantes de ingenio y de imaginación. Las fértiles tierras griegas fueron de las primeras en conocer la agricultura y cultivar la avena, la cebada. A la sombra de estos cultivos los hombres hilvanaron una red familiar de diosas y dioses que sin perder un ápice de su encanto han llegado hasta nosotros para nuestro asombro y deleite.
Sobre ellos ha girado nuestra vieja cultura, son los espejos en los que nos hemos reflejado una y otra vez; son el centro, el ombligo de Occidente.
NARCISO - Narciso ya no se mira en el manantial. Cansado de una naturaleza más determinada que él mismo, se ha instalado en el centro de un globo de cristal. Las paredes cóncavas, convexas o rectilíneas le devuelven su imagen: algunas la embellecen; la mayoría la deforman, y el embellecimiento es también una deformación. Esos monstruos, que él crea al contemplarlos, tienden los brazos hacia los brazos tendidos, consiguiendo aumentar su repugnancia, su asombro y su deseo.
Narciso, en ese espejo inmóvil, ya no se percibe como la forma de lo que pasa. De él se apodera el horror a lo fijo. Narciso retornará al manantial.
La escritora, Maguerite Yorcenar, gran viajera y conocedora del mundo clásico, nos hace un recordatorio de muchos de estos mitos griegos.
DIANA
Es romántica, naturalmente, puesto que también es casta. No comprende el amor si no es fijado por el claro de luna.
HELIOS - Como todos los entusiastas, no se da cuenta de que miente. Nos oculta que siempre es de noche
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Safo de Lesbos, poetisa griega. |
SAFO
Después de todo, las Musas son mujeres. Y es de eso de lo que se enamora Safo.
EL AMOR - Lleva una antorcha pero es ciego. Alumbra a los que son amados.
ORFEO - Siempre se ve uno castigado al no amar más que a un solo ser.
AFRODITA - Voluptuosidad de las olas. Su cuerpo adquiere la forma de
las caricias, como la ola toma la forma del viento. Esta amante
universal ¿Debería unirse a Gea, La Tierra? Al obligarla a casarse con
Vulcano unieron el agua y el fuego.
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Afrodita de Robert Fowler. |
PERSÉFONE - Conoce las raíces de las plantas, la capa de agua que por
debajo de la tierra alimenta los manantiales, el sueño cansado de los
muertos. Dama del otro lado de las cosas.