El blog de Teresa. teresamonterde.blogspot.com

sábado, 15 de junio de 2019

EL TIEMPO PASA Y CON ÉL LA VIDA SE RENUEVA, SIN PAUSA Y SIN PIEDAD.

    Estoy viva, luego de una forma u otra debería tener cierta capacidad para usar mi cerebro, quiero decir, pensar o aśi al menos debería de ser. Nací mujer, en un pequeño pueblo a orillas de un río, en un entorno natural, como tantos otros pueblos de España. Vine al mundo en la mitad del siglo pasado, a si que mi vida cabalga sobre dos siglos: el XX y el XXI. He conocido la vida rural y hace muchos años que vivo en una ciudad de provincias.



     Soy consciente de ser parte, minúscula claro, del mundo como todos los seres vivos o inertes que componen el planeta. Insignificantes pero..., partes de ese todo que nos envuelve. Un homínido, una hembra, una mujer. Mi aparato fonador me ha permitido expresarme verbalmente con mis vecinos, intercambiar información y conocimientos tanto afectivos como de otro tipo. Soy pues una mujer de esta época, con una experiencia concreta y propia.

     Con esta presentación me gustaría dar paso a los recuerdos a los  posos que me han quedado a lo largos de estos años; sobre el mundo que me ha tocado vivir, sobre los cambios de los que he sido testigo, tanto subjetivos como sociales, de pensamiento o de ideas. La historia que ha configurado mi forma de ser, de pensar y de ver el mundo. El espíritu de los tiempos  nos interpela y nos obliga a adoptar cambios para adaptarnos a los tiempos que el transcurrir produce.


     Niñez y  juventud son etapas felices y agridulces de tiempos ya pasados. La inexperiencia se cobra sus tributos. Somos hijos, hijas, de las circunstancias, del lugar donde llegamos al mundo, de la familia... Todas ellas serán la marca de fabrica que nos acompañarán de por vida, condicionara nuestro futuro y en general nos limitarán o enriquecerán la vida futura.

     Muestras capacidades sensitivas por si mismas nos convierten en seres especiales, privilegiados: ser capaces de oír, de ver, de hablar, o de poder movernos de un lugar a otro, con sólo desearlo, es todo un privilegio. Tener un cerebro qué se pregunta, qué hace inferencias, qué aprende en las interacciones con el medio y con otros seres como él. Además, puede ser consciente de todo ello... pensarse a si mismo como sujeto y ver a los otros cercanos y diferentes a un tiempo. Vamos, que jamas me había dado cuenta ni pensado en la perfección que tenemos los humanos. Así, de esta manera y de forma consciente es como yo me propongo ver y reflexionar.


     Muy de tarde en tarde nos sobreviene una especie de flash, una visión que nos cambia la mirada, una forma nueva de acercarnos a lo cotidiano, más amplia. Es como un camino que se bifurcarse en dos: el de siempre, el conocido el trillado durante toda la vida y otro, una nueva vía que jamás hemos andado, ni sospechado que existiese. Tener otra visión  de nosotros y  del mundo en que nos toca vivir. En lugar de limitados, torpes y amarrados por nuestras circunstancias y condicionamientos, descubrirnos como seres casi perfectos y ser conscientes de ello. Nietzsche nos invitaba hace casi dos siglos a la rebelión a tomar conciencia de nuestra excelsa humanidad. A vernos de una forma más acorde con nuestra naturaleza de "seres únicos" a dejar los tiempos de mendicantes, de sufridores, de adoradores de "dioses de otro mundo" y de anhelar cosas que que ya tenemos y que no necesitamos. El engaño en el  que hemos estado durante cientos, quizás miles de años, es imperdonable. Oscurantismo y superstición se extendió como un velo cubriendo nuestras mentes, negando la razón y la libertad del pensamiento, aún persiste esa mentalidad en muchos lugares El espíritu de los tiempos tendrá que pedir cuentas de ello y corregir los abusos Nuestra tarea hoy es más importante: despejar nuestro cerebro y empezar a utilizarlo de forma racional y  emancipadora.  


     Nos cuesta pensar. Preferimos que alguien nos diga lo que hay que hacer. También somos gregarios, sociales. No queremos vivir solos, necesitamos a los demás, a los iguales. Eso es lo propio de los seres vivos vivir en comunidades, intercambiar, apoyar, contribuir a la mejora personal y de grupo. ¡Adelante con ello! Aumentemos la confianza en nosotros mismos, pensemos. Los cerebros pueden ser entrenados (la educación debería servir para eso)  quizá no sea tan difícil, todo es empezar.

     Si tenemos tanto y tanto, para ser independientes, autónomos, ¿por qué no ejercemos nuestras capacidades, por qué nos ponemos siempre a disposición, al servicio de otros, pensando que son mejores o que saben más? Me vienen a la memoria los versos del gran poeta, Miguel Hernández, "No soy de un Pueblo de bueyes, que soy de un pueblo que embargan/ yacimientos de leones/ desfiladeros de águilas. Nunca medraron los bueyes en los paramos de España".




     Solamente pretendo hacer una llamada de atención, una llamada a nuestra capacidad de pensar: cada uno con su propio cerebro. No dejemos de lado nuestras capacidades, estamos aquí y es la hora de tomar conciencia del mundo y de nuestro lugar en él. Es nuestra responsabilidad seguir manteniendo vivas y en uso todo aquello que tantos millones de años le ha costado a la naturaleza eclosionar. Y si es posible, que lo es, hacer todo lo necesario para mejorarlo, equilibrarlo, que no haya lugar ni para la guerra ni para el hambre. Hay recursos suficientes en el mundo para todos. Si hemos nacido libres no dejemos que ideas retrogradas o intereses de poder nos conviertan en siervos, ni esclavos. Los humanos, al igual que el resto de los otros seres vivientes, somos producto de la vida, del tiempo y de la Naturaleza. No importa el lugar, tampoco el color, somos seres libres en una naturaleza igualmente libre, y no debemos aceptar los  yugos del dinero o del poder. Lo contrario sería rebajar nuestra condición.



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