Si yo pudiera trinchar toda la tierra
y sentirle un sabor
sería más feliz un instante...
Pero no siempre quiero ser feliz.
Es necesario ser de vez en cuando infeliz
para poder ser natural...
No todo es días de sol
y la lluvia, cuando falta mucho, se ruega.
Por eso tomo la infelicidad con la felicidad
naturalmente, como quien no se extraña
que haya montañas y llanuras
y que haya peñascos y yerba...
Lo que hace falta es ser natural y calmo
en la felicidad y en la infelicidad,
sentir como quien mira,
pensar como quien anda,
y cuando se va a morir acordarse que el día muere,
y que el poniente es hermoso y es hermosa la noche
que queda...
Así es y que así sea.
A. Caeiro