El blog de Teresa. teresamonterde.blogspot.com

jueves, 27 de julio de 2017

ME GUSTARÍA...

      
                No es posible regresar al ayer
                al chupete, al biberón, no.
                Los raíles nos llevan al futuro.
                Somos un tren.
                No es posible regresar al ayer.
                No es posible salir de la vía.



                         SÍ, ES POSIBLE
 
Lo deseo, me gustaría
  hacer una obra de arte
        no con la pluma (otro libro)
            no con el pincel (otro cuadro)
            no con el piano (otra música)
       no con el acero (otra vía).

               Me gustaría..., hacer una obra de arte 
         con mi vida.

                                                            Poema de Gloria Fuertes


 


miércoles, 19 de julio de 2017

MARGUERITE YOURCENAR: LA FORJA DE UN SER HUMANO.


           El 16 de enero de 1988 tuvo lugar la ceremonia, el depósito de las cenizas de la gran escritora Marguerite Yourcenar, en el discreto y pequeño cementerio de Somesville. El profesor y traductor Walter Kaiser, gran amigo de Marguerite, fue el maestro introductor: devolvemos a la tierra helada los últimos restos del gran espíritu que hoy honramos. 

 

 

      En aquella mañana envuelta en el intenso frío de Maine, el aire resonaba con una paz tan cristalina que casi se hubiera creído, por un instante, oír la musica de las esferas celestiales. Confiamos entonces lo que quedaba de Marguerite Yourcenar a aquel rincón de tierra al que tan tiernamente había amado.

      Sólo eran sus restos mortales. Ya hacía mucho tiempo que había alcanzado la inmortalidad, no solo la que confiere la Academia Francesa, sino la inmortalidad suprema que ella se había ganado con su obra, a la que ninguna muerte podía alcanzar. Pues mientras existan hombres y mujeres que, en lo efímero de este mundo se pregunten por el sentido de su humanidad Marguerite será siempre una de las autoras hacia la cual se volverán para buscar una respuesta. Es la pregunta que ella se hizo durante toda su vida, la cuestión que todos los libros tratan de dilucidar. Y es por la sabiduría de su respuesta por lo que sus libros serán leídos eternamente.

      Ella había reflexionado mucho sobre la muerte. En verdad creo que ningún otro autor, en toda la literatura mundial, ha descrito tan continuamente, en lo más hondo, el acto de morir. Pero a pesar de que, lo mismo que Montaigne, sintiera afecto y respeto por aquellos que se preparan para su muerte, y de que dijese que le parecía “la forma suprema de la vida”, al igual que Montaigne también sabía que el gran problema es vivir, no morir. 
 
      Para Marguerite, la vida era una experiencia intensa, rica en dones y en perpetuos deslumbramientos. Y sin embargo, su visión de la existencia era sombría y grave. Por los griegos, a quienes tanto quería, y más aún por su propia percepción y experiencia, sabía que el destino de los hombres es inexorablemente trágico y que, como dijo Job: “el hombre nacido de mujer tiene la vida corta y llena de tormentos”. Sabía también como Píndalo, que el hombre no es más que la sombra furtiva de un sueño, que los imperios son efímeros, los amores furtivos y la misma tierra perecedera. Adivinamos que pensaba igual que Keas, que este mundo “es un valle donde el alma se forja”, donde nuestra inteligencia no se convierte en alma sin pasar por la ardiente alquimia de los dolores y los males. Es pesimista en cuanto al porvenir de la humanidad empeñada en destruir su entorno, incapaz de escuchar las lecciones del pasado, y su mirada se entristecía ante el espectáculo de lo que ella llamaba “el documento humano, el drama del hombre en lucha con las fuerzas familiares y sociales que lo habían hecho y que brizna a brizna lo destruían.

      Y sin embargo, al mismo tiempo, su infinita compasión por toda la creación, hombre o animal, vegetal o mineral, y su iluminada certidumbre del carácter sagrado de la vida, por muy breve que ésta sea, la salva de caer en la árida desesperación del nihilismo. Su aptitud para captar y saborear el instante en sus más mínimos detalles, y esa mirada a vuelo de pájaro mediante la cual unía orgánicamente la sucesión de instantes para transformarlos en flujo de tiempo y de historia, le proporcionaban, si no la esperanza, sí al menos una profunda y suficiente adhesión al mundo. En su última gran obra, una especie de testamento al termino de su larga vida de escritora, su héroe Nathanael, antes de morir medita acerca de lo que forja su identidad como ser humano. Y poco a poco, su meditación se transmuta en una suntuosa celebración de tolerancia hacia toda la vida, en celebración de la esencia fraternal que une a todas las criaturas. Sus palabras, sin duda alguna, reflejan el último credo de Marguerite Yourcenar.

      Y en este día en el que le decimos adiós, yo quisiera pronunciar para ella esa antigua fórmula propiciatoria que Adriano, sin duda alguna conocía: Ojala la tierra, esa tierra que amaste con tanta ternura, pese sobre ti de manera infinitamente leve...
  



domingo, 2 de julio de 2017

¡¡NO A LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES!!

      

     Basta ya de muertes, de violencia por ejercer el derecho a disponer de nuestro cuerpo y nuestra vida.  Vivir debería de ser una actividad gozosa para todos, hay recursos y riqueza suficientes, no permitamos que los intereses y el dinero sigan segando más vidas.


       Otra mujer asesinada a manos de quien, supuestamente le había prometido amor y respeto. ¿Qué ideas, qué creencias se esconden detrás de tantas muertes y de tanta violencia? Las viejas costumbres siguen imperando a pesar de las nuevas legislaciones: "Ante la ley hemos conseguido una aparente igualdad" pero la realidad del día a día es otra: Trabajos mal pagados y escasos, hijos por atender, ninguna ayuda económica por dedicación a hijos y hogar; guarderías de horarios incompatibles..., y un largo etc. que no hacen fácil conciliar la vida familiar y la del trabajo. Por otro lado seguimos conservando los ideales patriarcales y machistas que hacen aún más difícil el despegue, el desarrollo y la plena autonomía de la mujer como persona de pleno derecho.

   

Manifestación de mujeres en Zaragoza

          Muchas cosas en nuestra cultura han quedado obsoletas, necesitamos un soplo de aire nuevo que se lleve, que arrastre tras él siglos y siglos de prepotencias y paternalismos. Necesitamos no sólo leyes justas que protejan a los más vulnerables, necesitamos un cambio profundo en nuestra forma de pensar y de actuar. La infancia no puede estar sometida a los vaivenes circunstanciales de una familia sin recursos; no podemos malograr existencias apenas iniciada su andadura; estamos en el siglo XXI, Hay comida para todos, trabajo, si no lo hay..., se reparte, se reducen los horarios. Tenemos médicos y profesores capaces de atender las  necesidades de todos. ¿Qué es lo que falta para que el sistema funcione? ¿interés por el bien común? o más bien ¿el deseo de mantener a un número ilimitado de personas en situación dramática..., y capaces de cualquier cosa por muy poco...? Más me parece esto último. 
     
     Vivimos en una sociedad donde el dinero se regala a los amigos políticos, a los bancos a las instituciones y a las grandes empresas... Pero no a la gente que trabaja, no a los que día a día con su esfuerzo y dedicación mantienen el equilibrio del país con su trabajo. Necesitamos salarios justos, dignos, que permitan vivir acorde con los tiempos y las necesidades del momento. No dejar a las mujeres sin recursos cuando no cuentan con bienes propios ni con trabajo remunerado. Estoy convencida de que es la falta de recursos económicos la gran causante de la violencia contra las mujeres. Si la mitad de la población, es decir, las mujeres, seguimos estando en situación de riesgo y de pobreza, nada funcionará. 

      Reclamamos: igualdad salarial, aumento de oportunidades y reparto equitativo de la riqueza, visibilidad social y política, y algo más importante aún: credibilidad. Nuestra palabra y nuestra historia es igual de valiosa y tan respetable como la de los compañeros hombres.
      Las mujeres somos seres humanos libres, no pertenecemos ni somos propiedad de nadie. Otorgamos nuestro amor y cariño de forma voluntaria y libre, y los retiramos ejerciendo nuestra libertad personal, cuando nos parece oportuno. Si decimos:  no, ¡es no! Y cualquier otra interpretación debe ser considerada como una agresión.
      Muchas son las mujeres que mueren cada año asesinadas a manos de sus novios o maridos cuando éstas deciden abandonarlos. Ellos, que parecen creerlas de su propiedad, ejercen su fuerza y su dominio. Aún hay quien cree que la mujer no puede disponer de su cuerpo o de su vida libremente; aún hay quien cree qué..., o estas conmigo, o estas muerta ¡Terrible, increíble, pero real!
      Según datos de Amnistía Internacional, desde el 1 de enero de 2003 hasta el 21 de abril 2017,  y son datos de España, 890 mujeres han sido asesinadas por no querer, por negarse a seguir formando parte de un matrimonio o de un noviazgo; por ejercer su derecho a una vida libre y digna.

      Vivir debería de ser una actividad gozosa para todos, hay recursos y riqueza suficientes, no permitamos que los intereses y el dinero sigan segando más vidas.