Si realmente queremos un cambio liberador y justo, sería necesario aprender a ver el mundo de forma diferente. Atrevámonos, rompamos el circulo que nos contiene y encierra. Quizás el conocimiento no es aquel circulo expresado con cabeza de reptil que terminaba mordiéndose la cola. Circulo cíclico que sé repite una y mil veces con variaciones minúsculas.
El cambio podría estar en una percepción diferente de lo cotidiano, ver con otros ojos, imaginar lo nunca imaginado, cambiar las expectativas y los intereses y seguir cuestionando las ideas y las costumbres. Esta podría ser una inicial propuesta para un cambio individual.
Las sociedades antiguas son patriarcales y poderosas. Las leyes, se nutren de las costumbres y de los prejuicios. Alegando representar al pueblo de forma democrática, lo que de verdad hacen es someterlo. ¡Un feroz engaño el que nos quieren vender! Representan a quienes representan, al poder, al dinero, a las viejas ideas. Son elitistas, machistas y ancladas en tiempos pasados.
Pero las sociedades están vivas y por lo mismo sujetas al cambio. Las necesidades de ayer devienen otras y no se puede mantener el inmovilismo ideológico en sociedades movidas por la maquina del tiempo.
Dedicado a ésa otra forma de ver las cosas se dirige esta historia, a posibilitar a enfrentar lo cotidiano con otra nueva visión.
LA MUJER PÁJARO
En un pequeño pueblo nació una niña a la que le salieron alas. Brotaron de sus
hombros y al principio eran muy pequeñas. Pero crecieron rápidamente, y en muy poco tiempo tuvo unas alas de una medida
considerable. La gente del vecindario estaba horrorizada.
- Se
las tenéis que cortar - les decían a su madre y a su padre.
-
¿Por qué? - preguntaban.
- Bueno, es evidente – alegaba la
gente.
- No – dijo su madre, y sonó tan rotundo que al final
se marcharon.
Pero unas semanas más tarde la gente regresó.
-
Si no se las queréis cortar, al menos recortádselas.
- ¿Por
qué? - quiso saber el padre.
- Bueno, al menos eso demostraría que
estáis haciendo algo.
- No – contestaron ambos, y la gente se
marchó.
Entonces aparecieron por tercera vez.
- Al menos
en dos ocasiones nos habéis despachado - informaron a la madre y el
padre -, pero pensad en esa niña. ¿Qué estáis haciendo con la
pobrecita?
- Le estamos enseñando a volar.
Pues eso, aprendamos a volar y dejemos volar también a los demás.
Autora: Suniti Namjoshi de fábulas feministas.