El blog de Teresa. teresamonterde.blogspot.com

martes, 30 de julio de 2019

EL BOSQUE DE ROBLES LUSO.



    En un paso fronterizo entre España y Portugal tuvimos la agradable sorpresa de encontrarnos con un bosque de robles. Una zona húmeda y umbrosa que nos dejo sorprendidos y encantados. Por un momento creímos estar en el mundo perdido de los cuentos y leyendas, donde la naturaleza se había vuelto espesa y nubosa cubriendo un espeso bosque de viejos robles. Habíamos llegado al Parque Nacional del Gerés.

   Pondré unas fotos para que os podáis hacer una idea del lugar.



Momentos de reflexión

Aguas limpias y frescas.



Un baño de pies después del baño de bosque

Parque Nacional del Gerés.
 
      Las sierras recortan el horizonte azul con los colores del granito. Alrededor de este núcleo rocoso, que brota en las cumbres erosionadas de miles de años, ha echado raíces un bosque inmenso. Atlántico por la humedad, mediterráneo por temperatura. Aquí llueve más de cien días al año y el agua corre por todos lados.
     Es una de las reservas boscosas mayores de Europa.
     "Recientemente la UNESCO la ha declarado Reserva de la Biosfera, por la variedad de sus ecosistemas de bosque y turbera, así como por el considerable número de especies endémicas que crecen bajo la influencia conjunta de un clima oceánico y mediterráneo”.
Robles, castaños, abedules, helechos y un sinfín de flores y de plantas que desconozco, crecen juntas y en equilibrio. El lugar consigue ser, sin proponerlo, un espacio relajante y único



Los helechos recubren un tronco muerto.

La belleza de la vida vegetal.





Una vaca enorme nos salio al encuentro.

 

lunes, 29 de julio de 2019

EN BUSCA DE LUGARES TRANQUILOS


    Huyendo del calor de la ciudad, la mente echa una mirada a los viejos recuerdos. Vuelve a soñar con los bosques y los ríos que antaño nos ofrecieron sombra y frescor. Ríos de aguas claras y frescas, donde su contacto nos hacía estremecernos no sólo de frío, sino de placer. Pensar en la naturaleza me alivia del peso de los días, del peso del trabajo y la rutina. Quiero algo diferente: soledad, belleza y algo que me conecte con la vida. Nada de playas y gentío, ruidos, coches, calores o bullicios. Zamora, Portugal, Orense…, ningún lugar de moda, sólo ríos y montes.

La catedral de Toro

Uno de nuestros bonitos ríos

 
Junto al río Tera.


Un campo de amapolas

En Quintanilla, Portugal.

 
El río Manzanas, que hace de frontera entre España y Portugal.

La casa más bonita y florida de Nuez de Aliste






viernes, 12 de julio de 2019

LA MUJER PÁJARO (FÁBULA)

     Si realmente queremos un cambio liberador y justo, sería necesario aprender a ver el mundo de forma diferente. Atrevámonos, rompamos el circulo que nos contiene y encierra. Quizás el conocimiento no es aquel circulo expresado con cabeza de reptil que terminaba  mordiéndose la cola. Circulo cíclico que sé repite una y mil veces con variaciones minúsculas.

     El cambio podría estar en una percepción diferente de lo cotidiano, ver con otros ojos, imaginar lo nunca imaginado, cambiar las expectativas y los intereses y seguir cuestionando las ideas y las costumbres. Esta podría ser una inicial propuesta para un cambio individual.

     Las sociedades antiguas son patriarcales y poderosas. Las leyes, se nutren de las costumbres y de los prejuicios. Alegando representar al pueblo de forma democrática, lo que de verdad hacen es someterlo. ¡Un feroz engaño el que nos quieren vender! Representan a quienes representan, al poder, al dinero, a las viejas ideas. Son elitistas, machistas y ancladas en tiempos pasados. 

     Pero las sociedades están vivas y por lo mismo sujetas al cambio. Las necesidades de ayer devienen otras y no se puede mantener el inmovilismo ideológico en sociedades movidas por la maquina del tiempo.

     Dedicado a ésa otra forma de ver las cosas se dirige esta historia, a posibilitar a enfrentar lo cotidiano con otra nueva visión.


 LA MUJER PÁJARO

      En un pequeño pueblo nació una niña a la que le salieron alas. Brotaron de sus hombros y al principio eran muy pequeñas. Pero crecieron rápidamente, y en muy poco tiempo tuvo unas alas de una medida considerable. La gente del vecindario estaba horrorizada.

- Se las tenéis que cortar - les decían a su madre y a su padre.
- ¿Por qué? - preguntaban.
- Bueno, es evidente – alegaba la gente.
- No – dijo su madre, y sonó tan rotundo que al final se marcharon.


Pero unas semanas más tarde la gente regresó.

- Si no se las queréis cortar, al menos recortádselas.
- ¿Por qué? - quiso saber el padre.
- Bueno, al menos eso demostraría que estáis haciendo algo.
- No – contestaron ambos, y la gente se marchó.


Entonces aparecieron por tercera vez.

- Al menos en dos ocasiones nos habéis despachado - informaron a la madre y el padre -, pero pensad en esa niña. ¿Qué estáis haciendo con la pobrecita?
- Le estamos enseñando a volar.

  Pues eso, aprendamos a volar y dejemos volar también a los demás. 


 Autora: Suniti Namjoshi de fábulas feministas.