Aunque siempre se ha dicho que “nada es para siempre”, hasta el 22 de
junio de 1981, el matrimonio en España era para toda la vida. Después de
un intenso enfrentamiento entre el entonces presidente del Gobierno,
Adolfo Suárez, y la Iglesia Católica, el Congreso aprobó la primera Ley del Divorcio,
que entró en vigor con la actual Constitución. La ley fue posible
gracias a la labor del ministro de Justicia, Francisco Fernández
Ordóñez, quien la defendió con estas palabras: “No podemos impedir que
los matrimonios se rompan, pero sí podemos impedir el sufrimiento de los
matrimonios rotos”. Es difícil saber cuántas parejas han dejado de
serlo desde entonces, y mucho menos si las que permanecen unidas son felices,
dato que, según el psicólogo y escritor Walter Riso, sería el más
relevante.
Lo importante no es que un matrimonio celebre las bodas de oro o de plata, “sino que el tiempo que estén juntos sean años de felicidad”, puntualiza el psicólogo.
Esta afirmación resulta bastante habitual escucharla entre las parejas que han cumplido las bodas de plata. “Llegar a celebrar 25 años de matrimonio es todo un éxito que radica en saber superar los problemas juntos, con tolerancia y cariño”, explica Eva Sellés, psicóloga en la agencia matrimonial Álter Ego (Madrid). “Una pareja no dura porque no tenga problemas, sino porque sabe cómo resolverlos. Basta con que acepten sus diferencias y que se amen a pesar de ellas”, concluye Sellés. Así lo corrobora Asunción Jiménez, quien asegura que, a pesar de las dificultades, “no cambiaría ni un ápice” lo acontecido a lo largo de su matrimonio.
Aunque pensemos que no hay obstáculo que no seamos capaces de superar
si estamos enamorados, según el psicólogo Walter Riso, el amor no es
suficiente. "Y, además, no siempre significa realización. Hay cosas más
importantes, como la dignidad personal. Cuando uno de los miembros de la
pareja comienza a negociar con sus principios de vida, la relación
entra en un proceso de deterioro”, advierte. “Por eso es imprescindible
que ambos desarrollen un individualismo responsable
donde cada uno tenga su propio espacio. Las parejas superpuestas no
funcionan, pero las extremadamente independientes, tampoco. Muchas
parejas se creen así y, en realidad, son indiferentes”, sostiene. “Que
el otro te resulte transparente, que no te importe lo que piense, que su
dolor no sea el tuyo... Eso es lo que destruye un matrimonio”, concluye
el psicólogo.
Y la indiferencia no es la única amenaza que identifica Riso, también
la falta de respeto, la ausencia de ternura o la incapacidad para
comunicar nuestros sentimientos pueden minar una relación. Por su parte,
Enrique Orquín, párroco en San Isidro de Benagéber (Valencia) y
director de la Escuela de Novios Galilea, no duda en señalar la
inmadurez y el miedo a la soledad como dos de los escollos que una
pareja debe salvar. “He visto cómo muchos hombres y mujeres se conforman
con las migajas de una relación antes que estar solos”, asegura el
sacerdote. Y ahí no acaba la cosa, “el estrés diario y, sobre todo, la
rutina también contribuyen a ponernos las cosas difíciles en esto del
amor”, añade la psicóloga Eva Sellés.
Afortunadamente, frente a este tropel de amenazas, los expertos
señalan otras tantas herramientas que nos ayudan a salir a flote cuando
los problemas llegan. Como el mantenimiento de una confianza férrea en
el otro, el deseo y las ganas de pasar tiempo con tu pareja, o como
diría Riso, “ver a tu pareja como si fuera tu postre favorito”. También
Orquín aporta algunos recursos frente al desamor, como expresar en voz
alta nuestros sentimientos o romper la rutina diaria con pequeñas
“locuras” para reír juntos.
Y es que el sentido del humor es una pieza imprescindible en este
engranaje. Reírse de las mismas cosas es una especie de instrumento de
medición que nos revela el grado de afinidad que tiene una pareja. Con
esta claridad lo expresa Riso: “Si tienes que explicarle el chiste a tu
pareja, será mejor que vayas buscando un abogado”.
Parece, por tanto, que el amor es solo un ingrediente más en la
misteriosa fórmula que mantiene unidas a las parejas, y que el erotismo,
la amistad, la ternura y el sentido del humor son claves para que esa
unión, además de larga, sea feliz.