Es muy posible que de un choque entre materia espacial surgiese la luna, los demás planetas y el resto de los otros cuerpos espaciales. Y Sin duda es cierto también que nuestra imaginación se desborda cuando pensamos en ello.
Los científicos se andan preguntando si la composición de los materiales en ambas, Tierra y Luna, son los mismos. Ya que si fuese así la pregunta podría darse por contestada.
Yo no tengo ni idea sobre esta cuestión, es más, ni siquiera se si es relevante a nivel científico, pero lo cierto es que cuando miro al cielo y me detengo a ver todas las pequeñas y brillantes lucecitas que parpadean en la noche estrellada, me hacen sentir que formo parte de algo más amplio y pienso que aún nos quedan muchos misterios por explicar.
Durante ese tiempo que paso ensimismada contemplando las estrellas, me doy cuenta, que mi mundo personal, no tiene tanta importancia. Mirar lejos amplia sin duda la perspectiva.
La noticia en la prensa ha llamado mi atención, como no interesarme por el mundo que me rodea; tan inmenso y a la vez tan inaccesible y del que todos, seamos conscientes o no, formamos parte. El Cosmos.
He aquí la noticia: La teoría del gran impacto dice que nuestro planeta chocó con otro del tamaño de Marte, conocido como Theia. Fue un cataclismo tan violento que nuestro planeta desapareció durante unas horas.
Una pequeña parte salió despedida y se mezcló con los restos de Theia,
convertidos en roca fundida tras el golpe. El resultado fue la Luna.
El gran problema para aceptar esta teoría es que, según las estimaciones
más recientes, menos de un 1% de las colisiones eran entre planetas
iguales. Actualmente los planetas del Sistema Solar tienen composiciones
muy diferentes unos de otros, con lo que Theia también debió haber
formado una Luna muy diferente de la que conocemos. Sin embargo, las
rocas lunares traídas por las misiones Apolo a finales de los años
sesenta demostraron que los yermos de la Luna y el manto terrestre son
casi indiferenciables en su composición. El origen de la Luna se
convirtió, más que nunca, en un enorme quebradero de cabeza.