La historia del casorio del piojo y la pulga nos la contaba mi abuela cuando eramos pequeños.
No tener nada y conseguirlo todo gracias a la solidaridad de todos los vecinos, claro que, no todo
sale bien en esta boda; la dicha nunca es perfecta...
Pertenece a la tradición oral y es muy probable que ella la aprendiese de su familia. Se llamaba
Mariana Castillo, nació en el pueblo de Romanos, Zaragoza. Yo la aprendí en su casa de
Mariana Castillo, nació en el pueblo de Romanos, Zaragoza. Yo la aprendí en su casa de
Lagueruela, y estoy segura que a ella le encantaría compartirla con vosotros.
El piojo y la pulga se quieren casar,
y no hacen la boda por no tener pan.
Contesta la hormiga desde su hormiguero:
—Hágase la boda, yo traigo un granero.
—Contentos estamos que pan ya tenemos,
nos falta la carne, no nos casaremos.
Contesta el lobo desde su lobera:
—Que siga la boda, yo traigo un cordero.
—Contentos estamos que carne tenemos,
por falta de vino no nos casaremos.
Contesta el mosquito desde la bodega:
—Que siga la boda, yo llevaré el vino.
—Contentos estamos que vino tenemos
nos falta quien guise no nos casaremos.
Contesta la chinche desde una estera:
—Que siga la boda, yo soy cocinera.
—Contento estamos quien guise tenemos,
nos falta el gaitero, no nos casaremos.
Contesta el ratón en su ratonera:
—Que siga la boda, yo seré el gaitero.
—Contentos estamos gaitero tenemos,
nos falta madrina, no nos casaremos.
Contesta la gata desde la cocina:
—Que siga la boda, yo soy la madrina.
Contentos estamos madrina tenemos,
por falta de cura no nos casaremos.
Contesta el escarabajo desde la basura:
—Que siga la boda que yo seré el cura.
Y siguió la boda con gran regocijo;
y a la mejor jota y al mejor bolero
llegó la madrina y se comió al gaitero.
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