Lucha, alma mía, por las horas y los instantes;
cada hora, cada instante, puede dártelo todo;
mira a ese capitán, mira cómo reúne
sus legiones dispersas después de la batalla,
mira qué fiesta organiza en el campamento;
sabe sin embargo que la desgracia está cercana,
y que él mismo caerá a tierra con la bandera rota,
sabe que muy pronto abandonará su querida tierra;
pero él no piensa en la derrota, y ríe, y canta;
en el campamento, la fiesta es cada vez más hermosa.
R.L. Stevenson