En los días pasados, antes de que el mal tiempo nos volviese a visitar, el cielo de nuestra ciudad se llenó de gritos y graznidos. Las grullas, esas aves viajeras que tienen a bien recorrer nuestro país un par de veces al año, emprendían el vuelo rumbo a países más norteños.
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| Grullas migratorias en los cielos de marzo |
A primeros de marzo, siempre fieles a su cita con la naturaleza, las grullas se ponen en marcha en su viaje hacía el norte de Europa. Suelen pasar el invierno en nuestras tierras. En Gallocanta se quedan muchas, o más al sur en los humedales de Andalucía y Extremadura, incluso traspasan el mar y llegan al norte de África.
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| Formando grandes uves en los cielos de Aragón |
Pero cuando el invierno pierde su rigor vuelven a emprender el vuelo. Según el dicho popular: "Para el Pilar llegan y para San José no quedan" El aumento de las horas de luz solar debe de ser el desencadenante que señala el momento de emigrar a tierras más frías. Es el momento de decirles, "feliz viaje amigas grullas" no olvidéis regresar para el otoño, no olvidéis volver para el Pilar.
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| grullas en la laguna de Gallocanta |
