Para el profesor Noah Harari el nuevo orden imaginado en el que estamos inmersos es equivalente a una religión. Eso si, mucho más cómoda de llevar; se llama consumismo.
LA NUEVA RELIGIÓN... COMPRE Y CONSUMA
En la Europa medieval, los grandes señores gastaban descuidadamente su dinero en lujos extravagantes, mientras que villanos y campesinos vivían frugalmente fijándose en cada céntimo que gastaban. Hoy las cosas han cambiado. Ricos y pobres, cada uno según sus posibilidades, gastamos nuestro dinero en un sin fin de aparatos y cosas que no siempre necesitamos.
¿Cómo se puede conciliar la ética del consumo con la ética capitalista de los negocios? Es sencillo, al igual que en épocas anteriores, en la actualidad existe una división del trabajo entre la élite y las masas. Las primeras se encargan de amasar dinero produciendo, las segundas se encargan de comprar y consumir los productos producidos por el capital.
Las dos éticas, la capitalista y la consumista son dos caras de la misma moneda, una mezcla de dos mandatos. El mandato supremo del capital es "¡Invierte!" El mandato del resto de la gente es ¡"Compra!"
La historia de la ética es un triste relato de ideales maravillosos que nadie cumple. La religión cristiana, por poner un ejemplo, pretextando la salvación de las almas, se dedico a romper los cuerpos y a llenar los cerebros de ideas pecaminosas, sectarias y terroríficas. Hoy se sigue encargando de la educación de las mentes más jóvenes y conserva intacto su poder. Los gobernantes de todos los tiempos nos han vendido siempre seguridad, defensa a cambio de trabajo y sumisión. La realidad era muy otra, lo que defendían era sus propios intereses, su poder y el bienestar de ellos y sus familias; naturalmente, siempre a costa del trabajo y la ignorancia del resto. La igualitaria e independiente justicia también tiene tendencia a inclinarse hacía los focos del poder, no puede evitar girarse ante tan poderoso sol. No fue fácil la adaptación a estas "éticas" tan poderosas, el sufrimiento que causaron aún sigue supurando
Hoy en día, la mayoría de la gente es capaz de cumplir con éxito el ideal capitalista-consumista. La nueva ética promete el paraíso a condición de que los ricos sigan siendo avariciosos y pasen su tiempo haciendo más dinero, y que las masas den rienda suelta a sus anhelos y pasiones y compren cada vez más.
El consumismo nos dice que para ser felices solamente tenemos que comprar tantos productos o servicios como nos sea posible. Si sentimos que nos falta algo o que no va bien del todo, probablemente necesitemos comprar algo; unas cortinas, un ordenador, quizás, unas clases de yoga o un crucero sean suficientes para solventar una pequeña crisis y hacer nuestra vida mejor.
Por primera vez en la historia, ésta es la primera religión cuyos seguidores hacen realmente lo que se les pide que hagan. Comprar, consumir ¿Y cómo sabemos que realmente obtendremos el paraíso a cambio de comprar? Porque lo vemos todos los días en la publicidad, la televisión, los centros comerciales y en todo cuando nos rodea.
La pregunta qué surge es: ¿podemos seguir produciendo y consumiendo ilimitadamente? Este es el quid de la cuestión. Un problema que nos acucia y que debemos resolver cuanto antes y entre todos.