Maldonado, 5 de julio de 1832.-
Largamos velas por la mañana y salimos del magnifico puerto de Río. Durante nuestro viaje hasta el Plata no vemos nada de particular, como no sea un día una grandísima bandada de marsopas, en número de varios millares. El mar entero parecía surcado por estos animales, y nos ofrecían el espectáculo más extraordinario cuando cientos de ellos avanzaban a saltos, que hacían salir del agua todo su cuerpo. Mientras nuestro buque corría nueve nudos por hora, esos animales podían pasar y repasar por delante de la proa con la mayor facilidad y seguir adelantándonos hasta muy lejos. Empieza a hacer mal tiempo en el momento en que penetramos en la desembocadura del Plata. Con una noche muy oscura, nos vemos rodeados por un gran número de focas y de pájaros bobos que hacen un ruido tan extraño, que el oficial de cuarto nos asegura que oye los mugidos del ganado vacuno de la costa. Otra noche nos es dado presenciar una magnífica función de fuegos artificiales, naturales: el tope del palo y los extremos de las vergas brillan con el fuego de San Telmo; casi podíamos distinguir la forma de la veleta, que parecía como si la hubiesen frotado con fósforo. El mar estaba tan luminoso, que los Pájaros bobos parecían dejar detrás de sí en su superficie un reguero de luz, y de vez en cuando las profundidades del cielo se iluminaban de pronto al fulgor de un magnífico relámpago.
En la desembocadura del río, observo con mucho interés la lentitud con que se mezclan las aguas marinas y las fluviales. Estas últimas, fangosas y amarillentas, flotan en la superficie del agua salada gracias a su menor peso específico. Podemos estudiar particularmente este efecto en la estela que deja el barco, allí donde una línea de agua azulada se mezcla con el liquido circundante después de cierto número de pequeñas resacas.
26 de julio.- Anclamos en Montevideo. Durante los dos años siguientes, el Beagle se ocupó en estudiar las costas orientales y meridionales de América al sur del Plata.
Maldonado está en la margen septentrional del Plata a poca distancia de la desembocadura de ese río. Es una población pequeña, muy miserable y muy tranquila.
Charles Darwin.